Cuando se cura una herida es prioridad brindar soluciones rápidas y efectivas a largo plazo para el cierre de las lesiones. Uno de los principales obstáculos para lograr esto son las infecciones y la resistencia que las mismas pueden ir generando a los antimicrobianos o a los mismos antibióticos de uso local.
Si las infecciones en las heridas se prolongan en el tiempo generan un desgaste importante del paciente. Las lesiones que además son exudativas deshidratas y desnutren al paciente, lo cual se vuelve en contra del mismo individuo ya que a falta de los nutrientes adecuados el proceso de cicatrización puede retrasarse o bien detenerse por completo.
Lesiones crónicas, que se mantienen en una etapa inflamatoria y generan molestias físicas y riesgos para la vida del paciente solo se resuelven si se logra controlar la infección. El problema es que muchas veces no es tan fácil debido al tipo de bacteria que ha colonizado o bien a la resistencia generada por los microorganismos y ese se convierte en uno de los principales limitantes para un cierre adecuado de la lesión.
El abordaje integral de las lesiones con infección brinda mayores posibilidades de éxito en el proceso y para ello en importante tomar en cuenta las técnicas e insumos más recientes que aporten un valor adicional al tratamiento y que se entrelacen para generar el mejor resultado posible.
Por todo lo anterior una gestión completa e integral podría basarse en cuatro pilares fundamentales
Cada caso es diferente y se debe individualizar el manejo de acuerdo al tipo de pacientes y al tipo de lesión, sin embargo tomando en cuenta los factores anteriores la probabilidad de éxito en el proceso aumenta y el tiempo de cierre podría ser mucho menor así como la inversión en recursos.
Nutricare ofrece dentro de su línea de cuidado de heridas apósitos y ahesivos que cumplen con la gestión correcta anteriormente mencionada en el artículo.