El diagnostico de un ACV en su fase aguda es meramente clínico. Debe consultar inmediatamente con un clínico si sospecha de un ACV.
Una vez que se haya confirmado que el paciente está sufriendo un ACV debemos hacer hincapié en tres aspectos:
- Hora de inicio de los síntomas
- Antecedentes personales (factores de riesgo y consumo de fármacos)
- Examen físico y neurológico
Una vez confirmado el ACV, el siguiente paso es conocer si es de tipo isquémico o hemorrágico, para lo cual es imprescindible una técnica de neuroimagen.
La Tomografía Computarizada (TC) crea imágenes detalladas de varias partes del cuerpo humano.
Por su rapidez de ejecución, es el examen neurorradiológico de primera elección en todo paciente con sospecha de ACV. La TC permite diferenciar con gran precisión un ACV isquémico de uno hemorrágico y descartar la posible presencia de lesiones intracraneales de origen no vascular (tumor, hematoma subdural, entre otros).
Referencias:
Blanco M., Arias S. y Castillo J. (2011). Diagnóstico del accidente cerebrovascular isquémico. Medicine. 10(72). Pag 4919 - 4923.
